El Cristo de Burgos, con la Virgen de los Dolores al fondo / Jesús Pérez |
Con una imagen insólita, con la imagen de Santa María Magdalena a sus pies (vestida con saya verde de damasco con bordados en oro en las mangas, mantolín rojo, cíngulo dorado y pecherín blanco), el crucificado, atribuido a Pedro Duque Cornejo, que en esta ocasión portaba potencias doradas y corona de espinas, fue venerado por los chuceneros que se encontraban en la Iglesia Parroquial.
Flanqueando a la imagen se encontraban los faroles del paso de misterio y varios candeleros con cirios morados. El exorno floral se basaba en claveles rojos y alhelí.
También destacaba la presencia de la imagen de Nuestra Señora de los Dolores presidiendo el altar efímero montado detrás del Señor, además de aparecer vestida de Reina, con saya morada con bordados en oro, manto de terciopelo burdeos con bordados en oro, tocado de color blanco roto y corona de plata. Estos años anteriores estábamos acostumbrados a verla en el altar vestida de hebrea, algo que ocurrirá este año a partir de esta semana.
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