Por parte del Divino Infante, éste se mostraba en una cuna con unas telas después de que, durante muchos años, permaneciera sobre un cojín rojo. Así las cosas, el día 24 se dispuso un pequeño montaje delante del altar del presbiterio que, pasados esos días, ha quedado colocado en el altar mayor del templo parroquial. El Niño se mostraba con unos simples calzoncillos, sin ningún ropaje, emulando al nacimiento de Jesucristo en Belén.
Mientras tanto, la patrona de Chucena portaba un traje beige realizado a partir de un traje de novia, manto de terciopelo burdeos con bordados en oro, ráfaga y media luna de plata de 1995, la corona del siglo XIX de plata dorada y el cetro antiguo de salida. Además, lucía un tocado de blonda blanca, toca de sobremanto y un cíngulo de hilo de oro, amén de sostener la corona de su hijo en su mano izquierda y lucir otras alhajas.
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