El crucificado, con corona de espinas y potencias, se encontraba al inicio del presbiterio de pie sobre la peana realizada el año pasado. A su lado se encontraba la imagen de Santa María Magdalena, que lucía traje y mantolín de damasco morado y naranja, respectivamente, además de un fajín hebraico y la galletina de plata. Varios candeleros escoltaban las imágenes.
La Virgen de los Dolores se encontraba en altar donde había estado el Señor durante los días de quinario.
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