Puntual, como siempre. A las 9 de la noche se abrían las puertas de la iglesia parroquial para dar paso al milagro de cada quince de agosto. Una muchedumbre -y este año se notaba más aún, pues cada vez más personas se concentran a la salida- esperaban ver salir a la Estrella tras su coronación. Cohetes al cielo de nuevo, el himno de la coronación cantado por el coro parroquial y los vivas, unidos a la marcha real y las composiciones "Estrella, Chucena te corona", "Estrella de Chucena", "La Estrella Sublime" y "Coronación" daban inicio a una nueva procesión de la patrona.
Momentos especiales nos trae cada año, como los encuentros con las hermandades. En el caso de la del Rocío sonó, como es habitual, la marcha de Vidrié, y luego "Rocío de Santiago". Mientras, en el Cristo de Burgos, se hizo lo propio con "Pasa la Virgen Macarena".
Petaladas, plegarias, velas de promesa y momentos de contrastes, como los que podemos ver con los fuegos artificales, con un cielo lleno de luz y color, mientras la Virgen era iluminada sólo por sus candelabros, o en las calles Virgen del Carmen y Cartuja donde primeramente sonó "Valle de Sevilla" para luego continuar con "Esperanza de Triana Coronada", interpretados por una banda del Rosario que confirma sus mejorías por cada agosto y con un repertorio más cuidado, pusieron el aditamento a una procesión que concluyó a las siete y cuarto de la mañana, entre un mar de lágrimas -al menos de los chuceneros que se encontraban en el interior de la iglesia- de los que esperarán, de nuevo para verla salir. Será, entonces, un quince de agosto distinto. Incluso para la junta de gobierno, que cierra así sus cuatro años de mandato más uno de prórroga que utilizaron para organizar el evento más importante que ha vivido el pueblo en los últimos decenios: la coronación.
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