Puntual como siempre, a las nueve de la tarde se abrían las puertas de la parroquia que lleva su nombre y salían las representaciones y las autoridades. Las damas de honor portaban la cruz alzada y la bandera de la Hermandad con sus faroles. A los pocos minutos la patrona de Chucena estaba en la calle. La ovación fue inmensa.
Como suele pasar si no es con su marcha, la Virgen comenzaba su paseo a sones de La Estrella Sublime de Farfán, interpretada por la centenaria banda del Rosario de Sanlúcar la Mayor, este año con mucha más calidad y un buen repertorio.
Así, nuestra alcaldesa perpetua iba pasando por la mayoría de las casas del pueblo. Numerosos vivas de los costaleros se escucharon y algún que otro “viva la Estrella Coronada”, aunque todavía no haya sido, se escapó.
Hasta cuatro petaladas tuvieron lugar durante la procesión -en las calles Purchena, Nueva, Torralba y en la entrada-, siendo la primera de ellas ofrecida por nuestro párroco y la última por el grupo joven. También se escucharon sevillanas, salves y colombianas, como sucedió en la casa del hermano mayor.
Momentos importantes del recorrido, como cada año, fueron la salve en la Plaza de Andalucía, los fuegos artificiales o los encuentros con las hermandades, destacando la del Rocío con una rumba cantada por el coro rociero, cuya letra contenía parte de los Gozos de la Virgen, y la del Cristo de Burgos, con un precioso montaje realizado en la puerta y el balcón de la casa hermandad.
A las ocho menos veinticinco de la mañana, tras un cante por sevillanas ofrecido por miembros de la junta de gobierno, cuyo mandato expira a finales de año, la Virgen de la Estrella cruzaba el dintel de la puerta de la iglesia parroquial. Comienza la espera para un nuevo quince de agosto.
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